miércoles, 30 de diciembre de 2015

Las crisis económicas preindustriales y capitalistas

En un anterior artículo hicimos una serie de reflexiones sobre el concepto histórico de crisis. Pues bien, en el presente trabajo nos adentramos en la comparación entre las crisis económicas de las sociedades del Antiguo Régimen, es decir, preindustriales, y las de la era capitalista.
Las crisis económicas en las sociedades preindustriales se caracterizaron por ser de subsistencias, muy vinculadas con el sector agrario, que era el principal en aquellas economías. Las malas cosechas producidas por contingencias meteorológicas y por el escaso desarrollo tecnológico agrícola, dada la escasa inversión provocada por una estructura de la propiedad que no favorecía las mejoras, generaban escasez de productos agrarios, especialmente de trigo. Esa escasez iba acompañada, lógicamente, por un alza de precios, provocando hambre, que unida a los problemas de higiene y las carencias sanitarias solían producir mortalidades catastróficas.
Con la llegada de la Revolución Industrial y el capitalismo cambiaron las crisis económicas, que pasarían a ser de superproducción industrial. Las industrias producían más productos que podía absorber el mercado. La generación de stocks creaba muchos problemas a las empresas, los precios bajaban, descendían los beneficios, se producían cierres de fábricas, quiebras bancarias y, al final, aumentaba el paro.
La nueva economía capitalista estaría sometida a ciclos, alternándose períodos de expansión de la producción con otras etapas de depresión y crisis. A medida que el capitalismo se fue asentando y extendiéndose durante el siglo XIX, esos ciclos se hicieron más grandes. La mundialización de la economía, fruto de la Segunda Revolución Industrial, generó etapas insospechadas hasta el momento de crecimiento sostenido, pero también de crisis de gran magnitud. La primera gran depresión de la nueva época estalló en 1873 y no se superó hasta mediados de la década de los noventa del siglo XIX.
Los economistas han intentado medir y estudiar los ritmos cíclicos. Podemos comenzar con el economista francés Juglar, que midió unos períodos de ocho años, denominados ciclos medios o ciclos Juglar. Kitchin, por su parte, trató de ciclos menores, de tres y medio años. Por fin, Kondratieff habló más de grandes oleadas de medio siglo que comprenderían una etapa alta y otra de baja. Serían ciclos largos. Schumpeter, basándose en Kondratieff, dividió la nueva era del capitalismo en distintas fases: la Primera Revolución Industrial, entre 1789 y 1848, seguida por una etapa caracterizada por la expansión del ferrocarril y de la industria siderúrgica, entre 1848 y 1896; y la tercera, protagonizada por el automóvil, la electricidad y la industria química, a partir de la última fecha señalada.

Eduardo Montagut

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