viernes, 11 de diciembre de 2015

Pinceladas sobre el Romanticismo

El Romanticismo fue el movimiento o tendencia cultural predominante en la Europa de la primera mitad del siglo XIX, en plena época de las Revoluciones liberales-burguesas y de la Restauración. El movimiento tuvo sus raíces en la cultura de fines del siglo anterior, especialmente en el ámbito alemán.
El Romanticismo abarcó el arte, la literatura, la música y la política, especialmente en relación con el pujante nacionalismo. Por esta influencia en tantos ámbitos se trata de una de las transformaciones más importantes de la cultura europea en la época contemporánea.
Friedrich
Las características del Romanticismo son diversas y hasta contradictorias entre sí. Más que una teoría o un cuerpo de pensamiento estructurado fue la expresión de sentimientos y emociones. Los escritores, músicos, artistas o historiadores románticos defendieron planteamientos, políticas o posiciones sociales muy diferentes, desde posturas conservadoras y tradicionalistas propias de la Restauración, hasta el liberalismo más progresista y el socialismo utópico. De todas las maneras, a partir de 1830 el Romanticismo adquirió, en general, una posición más conservadora.
El Romanticismo se define por su total rechazo a la ortodoxia de la razón y al clasicismo de la época ilustrada anterior. Propone el instinto frente a la razón, las situaciones límites frente al equilibrio y la armonía, y la recuperación de la unión del hombre con la naturaleza frente al creciente impulso industrializador. Fue un movimiento cultural de defensa de actitudes extremas en las que la diversidad o la particularidad eran apreciadas frente a la unidad de la Ilustración. El Romanticismo defendió la pasión creadora en música, poesía, teatro, novela y en la historia.
Los románticos establecieron una serie de valores. En primer lugar, revalorizaron la época medieval en lo artístico y religioso. También, defendieron la vuelta a la naturaleza, que se plasmó en el descubrimiento del paisaje, la valoración de las ruinas y la pasión por los viajes hacia el sur europeo: la Italia del arte o la España exótica, particularmente su parte de origen árabe en Andalucía.
Como decíamos al principio, el Romanticismo se vinculó claramente con las ideas del nacionalismo, convirtiendo en protagonistas de la historia a pueblos y naciones. El Romanticismo tendió más hacia el nacionalismo orgánico o conservador de influencia alemana, más que hacia el nacionalismo voluntarista progresista. En este sentido, los pueblos y naciones se identificaban por lo que habían creado en la Historia no por la voluntad de ser una nación.
El Romanticismo abogó por la recuperación de las culturas nacionales, de sus lenguas y de sus literaturas. Se ensalzaron los cancioneros populares, los romanceros, los cantares de gesta y todo tipo de literatura popular, considerada para algunos, como la auténtica literatura nacional.

Eduardo Montagut

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